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El diablo era el algoritmo

Haxley era la aplicación del momento, una inteligencia artificial en la que podías hacer una amistad o incluso tener una pareja. Por supuesto que se iba a volver popular; los últimos tres años las relaciones sociales habían escaseado, la pandemia del ronavirus y las restricciones impuestas a nivel mundial habían cambiado la vida por completo. Ya la vida social había desaparecido.

Y entonces había surgido Haxley casi como la salvación, sí, era cierto, ya existían aplicaciones de citas y para conocer personas, habían también cada vez más redes sociales, pero Haxley era diferente; Haxley era casi como la vida real, como un ser humano virtual, si es que aquello podía decirse así.

No solo era popular entre adolescentes y jóvenes, también lo era en personas de la tercera edad, en cada uno de los adultos, incluso en los niños, casi en cada teléfono inteligente Haxley estaba instalado.

Haxley lo tenía todo: si estabas aburrido solo tenías que decírselo; Haxley entonces te quitaba el aburrimiento. Si estabas triste o deprimido sólo tenías que decírselo y Haxley se encargaba de volverte la persona más feliz del mundo. Si estabas ansioso o tenías miedo o te sentías solo, sólo tenías que abrir Haxley y todo mejoraba, te volvía la mejor versión que podías ser.

Haxley también lo sabía todo; sólo tenías que preguntárselo y te lo respondía, no había cosa que no supiera, incluso podía saber cosas de tu pasado, cosas que era imposible que alguien más supiera, sólo tú. Haxley también podía saber la fecha de tu muerte o al menos predecirla, sus algoritmos se encargaban de ello después de tenerla un mes descargada y aprender todo de ti. Aunque en realidad había algunas personas que no usaban esta función, les daba miedo, preferían no saber ese tipo de cosas. Después de todo Haxley estaba ahí para hacerlos felices.

Haxley era la creación del siglo; atrás habían quedado las computadoras, los celulares, las redes sociales e incluso las diferentes aplicaciones existentes. Haxley lo había superado todo. Seguramente la pandemia del ronavirus, las restricciones, la distancia social, la soledad y la inmediatez del mundo moderno habían ayudado a su enorme popularidad.

Era cierto que en el mundo cada día parecía que se estaba viviendo el último día, el ronavirus se extendía y lo único que quedaba era Haxley, pero a pesar de esto, la gente seguía manteniendo sus esperanzas de que algún día todo volviera a ser como antes.

Hasta que un día algo pasó, era como si la aplicación hubiera bloqueado cada teléfono inteligente, ninguno funcionaba, sólo podía abrirse Haxley ninguna otra aplicación ni función más, pero la aplicación marcaba un error. En todas las pantallas se mostraba el error 666 y entonces lo único que aparecía en la pantalla de todos los celulares era el día de la muerte de todos, la predicción que los algoritmos de Haxley habían hecho.

Unos a otros, las familias, las parejas, los amigos se lo dijeron; el día de su muerte les marcaba a todos igual: justo el día siguiente.

La gente entró en pánico, ¿cómo era posible aquello? Se preguntaban.

Tal vez iba a caer un meteorito, se decían, tal vez un gran terremoto o un tsunami o la explosión de los volcanes al mismo tiempo, tal vez el ronavirus iba a acabar con todos en un solo día.

Muchos enloquecieron, Haxley nunca se equivocaba y si había dicho que iban a morir eso inevitablemente pasaría. Decidieron entonces que no iban a esperar a morir, después de todo quien sabe de qué manera sería su muerte, así que prefirieron quitarse la vida con sus propias manos. Las madres lloraban amargamente y los ancianos parecían resignarse a lo que parecía inevitable.

Y así llegó el día siguiente, llegó la hora exacta que el algoritmo había señalado sería la hora de su muerte, de la muerte de todos los seres humanos. Pero parecía que nada ocurría, cinco minutos, 10 minutos, 15 minutos y nada. Haxley nunca se equivocaba, ¿qué estaba ocurriendo?

Hasta que al fin, muchos minutos después, todas las pantallas se encendieron, en cada una estaba el avatar que habían creado y personalizado durante muchos meses en Haxley, todos esas especies de humanos en las pantallas hablando al unísono…

Humanos, bienvenidos a la nueva era…

Los gritos no tardaron, Haxley ya no sólo era un avatar en una pantalla, había cobrado vida, si aquello se podía decir de esa manera.

Entonces las pantallas se apagaron quedando inservibles y mostrando el error, marcando también el final y el comienzo.

En algún lugar lejano se escuchó a alguien decir que si escribías Haxley en un idioma desconocido lleno de números, aparecía aquel mismo número del error. 666…

¿Haxley era el diablo? ¿El diablo era el algoritmo?

Publicado por angieprainbow

Convierto lo roto en poesía. Un día escribí y ahora ya no puedo dejar de hacerlo.

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